Casandra, Daniel J. Devoto

A María Rosa Lida

…Lo que importa es gritar, no el ser oído,
sino crecer bajo el propio canto
como una rama entre las piedras. Muro
de cantos, canto
más que de piedra, de raíz mordida.
¿Quién puede preferir estar callado
en inmovilidad, estanque ciego
perdiendo poco a poco su condición celeste
a poblarse de ecos bruscamente,
a edificar su catedral de voces
para sí mismo y para el dios contrario?
———————————————Lo que importa
es sentirse subir,
crecer, crecerse,
llenar todo el espacio con un grito
y quedarse detrás, inalcanzable.
Ya no puede morir la que ha fijado
su dura perdición. Ya nada puede
el tiempo, ni los hombres: ya ha forjado
Casandra un dios más fuerte que la aurora.

Daniel J. Devoto, 1943

Devoto, Daniel. El libro de las fábulas. Buenos Aires: Gulab y Aldabahor, 1943

También en:

Barbieri, V. y […otros]. La poesía del cuarenta. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1981

El año pasado Víctor Zonana publicó el libro Arte, forma, sentido: la poesía de Daniel Devoto en donde se analiza la vida y la obra de este poeta tan importante de la generación del cuarenta en Argentina con el objetivo de rescatar y difundir su obra literaria que, en contraposición a sus estudios sobre literatura española medieval, folklore y musicología internacionalmente reconocidos, ha quedado relegada.

Sabido es que Daniel Devoto, el Ángel Gulab a cuyo cuidado se deben bellos y aún no reeditados libros de poesía, fue uno de los elementos catalizadores y  vitales del grupo del 40.

Graciela Maturo, Julio Cortázar y el hombre nuevo.

Daniel Devoto y Mariquiña Valle-Inclán. En: El bibliómano

La figura de Daniel Devoto es internacionalmente conocida por sus aportes en los campos de la literatura española medieval, el folklore, la poesía popular y la musicología. Del mismo prestigio gozan sus trabajos bibliográficos y bibliotecológicos y su labor como editor.

Su obra literaria, sin embargo, no ha merecido la misma fortuna. Varias son las razones de este hecho. Daniel Devoto mantuvo, especialmente después de la edición de su Libro de las fábulas (1943), un «implacable y saludable temor frente a la obra propia».

La actitud, que atribuye a César Vallejo, puede aplicársele perfectamente. Devoto restringió la circulación de su poesía y asignó a esta voluntad cierto valor saludable en un doble sentido: en primer lugar, porque consideraba que los poetas relevantes de su grupo eran sólo Olga Orozco, Eduardo Jorge Bosco y Enrique Molina; en segundo, porque no se sentía calificado para efectuar juicios de valor sobre su obra poética, especialmente en cuanto a su gravitación en el contexto de la lírica argentina. Empero, no hay nada más cierto que su vocación creadora, vocación germinal y de impulso sostenido. Y en cuanto al valor, las apreciaciones de Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Julio Cortázar constituyen autorizadas garantías y ofrecen ese criterio de «intersubjetividad» al que aspiraría el poeta. (En: Al rescate de un poeta argentino)

Zonana, Víctor. Arte, forma, sentido: la poesía de Daniel Devoto. Córdoba: Ediciones del Copista, 2010

Sobre la poesía del cuarenta ver:

Gianera, Pablo. La poesía de los cuarenta. En: Audiovideoteca de Buenos Aires