Miguel Hernández
Vuelves, Miguel, a la vida
sin importarte que el miedo
es un animal tan ciego
como el dolor que respiras.
Nadie comprende la risa
del golpe, la tos y el hambre.
El mundo no pudo darte
una verdad menos triste.
Y fue tu canto imposible
en la voz del caminante.España, Lorca, el vacío,
una mudez, un disparo,
la tierra y el desamparo,
sangre del eterno río.
España, espejo sombrío
que te arrancó la quimera,
la madre, el hijo, la espera,
muertes de un morir profundo,
la eternidad de un segundo
lanzada sobre la hoguera.
¿Quién responde la pregunta
mortal de un pájaro herido
cuando se pierde el camino
y la muerte se desnuda?
¿Quién apuesta, quién augura
otro país, otro acierto
otra verdad, otro cielo
sin importarle el naufragio,
o el signo de algún humano
corazón desde el silencio?
Nunca apagaste la voz,
niño yuntero sin tierra
para enfrentar a la guerra
que te hizo ausente y feroz.
Nunca olvidaste que Dios
estuvo bajo tu piel,
que la verdad siempre es fiel
y la vida incierta y corta.
Tú vives, ya nada importa.
Eres eterno, Miguel.
© Frank Castell
Voz: María García Esperón
VER: Final del día, el nuevo libro de Frank Castell. En: Voz y Mirada