Azúcar del Estero, Lisandro Aristimuño

No sos tan gris,
es que todo se volvió gris,
cerraron la puerta del sendero,
perdieron la gracia del cartero.

Antes eras una flor,
pintabas el cielo de amor,
ahora que no tenés mas vuelo,
quedaste tan sola, ¿te vencieron?

Una nube va sin fin
trepando por el verde jardín,
dejá que te envuelva el pensamiento,
volvé a besar tus sentimientos.

In the night just follow me,
just follow me,
just follow me.
In the night give me your soul,
I keep it warm
beneath my feet.

No te dejes más vencer,
al alma hay que darle de comer,
un poco de azúcar del estero,
un poco de risa y caramelos.

In the night just follow me,
just fall in love,
just fall in love…

Lisandro Aristimuño

De su álbum Las crónicas del viento – CD1, 2009

VER: CMTV

Juan L. Ortiz

Dos poemas de Juan L. Ortiz, uno de los exponentes más grandes de la poesía argentina

«(…)  En Juan L. Ortiz la belleza será la que triunfará a pesar de la circunstancia, porque está nombrada en su discurso como más allá de la circunstancia y lo que es mejor, como su mismísimo sedimento (…)».

Luis Benítez


No no es posible

No, no es posible.
Hermanos nuestros tiritan aquí, cerca, bajo la lluvia.

¡Fuera la delicia del fuego, con Proust entre las manos,
y el paisaje alejado como una melodía
bajo la llovizna
en el atardecer perdido del campo!

Fuera, fuera, Brahms flotando sobre los campos!

No, la muerte mágica de la música,
ni la turbadora sutileza,
mientras bajo la lluvia
hombres sin techo y sin pan
parados en los campos,
vacilan al entrar a la noche mojada!


Yo adoro…

Yo adoro una mujer de aire.
La sentíamos bastante como el aire,
brillante o secreta esencia, ah, de lo que nos tocaba;
alma del tiempo, sí, más allá de las formas,
sin forma siempre como el aire?

Cuando la mujer de aire se va,
no, no me digáis que las flores son flores y que la luz es luz,
que la colina sube hacia la nubes y que la tarde baja hasta las aguas
y que el anochecer viene de espejos por las lejanas islas, por las islas…
Ni menos me digáis, oh, no me digáis, que la luna de julio se ha entibiado entre las ramas…

No, no me digáis nada, que cuando la mujer de aire se va
el aire, el aire?, es una asfixia oscura,
y hay manos, muchas manos, tendidas hacia nosotros desde otras sombras como raíces invertidas…

Pero verdad que la mujer de aire siempre vuelve?
—Siempre regresa, sí, pero no basta adorarla porque ella es la libertad.

Fuentes

Benítez, Luis. Juan L. Ortiz : El Contra-Rimbaud. En: Analecta Literaria. Disponible en: http://actaliteraria.blogspot.com/2008/10/juan-l-ortz.html

En: Letrópolis. Disponible en:http://www.letropolis.com.ar/2007/06/ortiz.poemas.htm


Más información sobre el poeta y su obra en:

Juan L. Ortiz. En: La memoria y el sol. Disponible en:http://lamemoriayelsol.wordpress.com/2010/09/01/juan-l-ortiz/