«Los siete locos» de Roberto Arlt en una exposición de xilopinturas de Iglesias Brickles

El pasado 8 de noviembre se inauguró una exposición de xilopinturas de Eduardo Iglesias Brickles inspirada en los personajes y escenarios de Los siete locos de Roberto Arlt.

Bajo la mirada de Iglesias Brickles podrán verse imágenes de Erdosain, El Astrólogo, el Rufián Melancólico, Hipólita y La Coja, entre otros.

La muestra es presentada por la Fundación Alon para las Artes.

Dice el artista:

La ilustración de los textos de Arlt es lo más ajeno a mis propósitos. Para mí, el objetivo de máxima sería capturar unos grados de la densidad de esa atmósfera de perdedores desquiciados, que deambulan por esa Buenos Aires de 1930. Allí están esos recorridos que van de Temperley a Constitución y de Once a Ramos Mejía. Aquellos pensamientos delirantes de Erdosain en las calles del Barrio Norte, su merodeo por tugurios, estaciones de ferrocarril o concurriendo a las oscuras cantinas de la Calle Sarmiento.» (En: Panorama).

La exposición estará abierta hasta el 30 de diciembre, de lunes a viernes de 12 a 18 hs., en la Fundación Alon para las Artes sito en Viamonte 1485, piso 10, Ciudad de Buenos Aires.

FUENTE

En exposición: Eduardo Iglesias Brickles ilustra “Los 7 locos”. En Fundación Alon para las Artes.

Roberto Arlt: 69 años de su muerte

2 de abril de 1900 - 26 de julio de 1942

Como un cross a la mandíbula quería pegar Arlt cuando escribía. Todavía, donde te agarra te voltea. Por eso hay que bailotear, tirarle jabs de explicación para contenerlo, neutralizarlo con el clinch crítico cuando lo sentís muy cerca. Porque además, contrariando lo que decía el Ñato Desiderio, esos libros muerden. Están rabiosos y no hay vacuna.

Juan Sasturain, En: No hay vacuna, Página/12

Roberto Arlt

A 68 años de la muerte de Roberto Arlt


» Escribir desechos de pena para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prostíbulos…».

Roberto Arlt


Roberto Arlt, por Juan Manuel Gordillo


«(…) Tengo el mal gusto de estar encantadísimo con ser Roberto Arlt. Cierto es que preferiría llamarme Pierpont Morgan o Henry Ford o Edison o cualquier otro «eso», de esos; pero en la material imposibilidad de transformarme a mi gusto, opto por acostumbrarme a mi apellido y cavilar, a veces, quién fue el primer Arlt de una aldea de Germanía o de Prusia, y me digo: ¡Qué barbaridad habrá hecho ese antepasado ancestral para que lo llamaran Arlt! O, ¿quién fue el ciudadano, burgomaestre, alcalde o portaestandarte de una corporación burguesa, que se le ocurrió designarlo con estas inexpresivas cuatro letras a un señor que debía gastar barbas hasta la cintura y un rostro surcado de arrugas gruesas como culebras?
Mas en la imposibilidad de aclarar estos misterios, he acabado por resignarme y aceptar que yo soy Arlt, de aquí hasta que me muera; cosa desagradable, pero irremediable. (…)».


Fragmento de «Yo no tengo la culpa«, en Aguafuertes porteñas


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(…) Arlt vio lo que estaba escondido. Estamos acostumbrados a ver la energía en el optimismo y la buena voluntad;  Arlt supo descubrirla en el fracaso, en la desesperanza sin remedio, en las aspiraciones inconfesables, en la locura. La revolución del Astrólogo no está dirigida a los obreros, sino a los que hablan solos en los bares de las estaciones, los que ensayan un diálogo donde enfrentan a su jefe, y que jamás pronunciarán, los que se muerden los labios para no revelar un secreto inconfesable, que a nadie importa, los humillados de toda clase.

Arlt murió muy joven, a los 42 (…) Su nombre suena como una máquina de escribir en medio de la noche, que no sabemos de donde viene, y cuyo ruido se infiltra en nuestras pesadillas o nuestro insomnio.


Pablo de Santis


Arlt se adelantaba a todo, tal vez porque era del país en el que el futuro sólo tiene realidad en la forma de nuestros miedos y esperanzas presentes, y el pasado es meramente un recuerdo.
Roberto Arlt no leía libros, hojeaba en el cerebro de esos libros. Era un hombre de grandes intuiciones, al que las ventanas iluminadas en la alta madrugada mantuvieron despierto en muchas ocasiones: “Nada más llamativo en el cubo negro de la noche que un rectángulo de luz amarilla. ¿Quiénes están ahí adentro? ¿Jugadores, ladrones, suicidas, enfermos? ¿Nace o muere alguien en ese lugar? Ventana iluminada en la madrugada. Si se pudiera escribir todo lo que se oculta detrás de tus vidrios biselados o rotos se escribiría el más angustioso poema que conoce la humanidad?”

Enrique Vila-Matas

Fuentes

Caricaturas : Juan Manuel Gordillo. Disponible en: http://www.caricaturasjm.unlugar.com/

El Ortiba. Disponible en: http://www.elortiba.org/

Sololiteratura.com. Disponible en: http://sololiteratura.com/arlt/arltescritocon.htm

Vila-Matas, Enrique. –La ventana sonámbula-. Disponible en:http://www.almargen.net/3-09-dh1.html